Relatos de JÓVENES
El Club de Lectura de El Pinar, que surge como propuesta de un grupo de jóvenes de Secundaria que buscan una alternativa a los recreos convencionales, consolida su actividad y se convierte en un escenario para el intercambio de ideas y experiencias
LEER, ESCRIBIR, PENSAR… Esta secuencia verbal, tan simple como lógica, se encuentra lejos de estar a la orden del día. No corren buenos tiempos para la tranquilidad narrativa. Lo rápido, lo visual, el giro de pantalla y el inquieto golpe de dedo sobre el smartphone han ganado finalmente la partida al papel y a la calma y las nuevas generaciones parecen haber sucumbido definitivamente a este desasosiego generalizado. ¿Hay aún tiempo para los trenes literarios de largo recorrido? La respuesta es SÍ y al menos en nuestro cole este tren tiene nombre y apellidos. Alumnos como Marina, Lara, Mario, Victoria, Abril, Paula, Alejandro, Ismael, Marcos, Ganen o Tabea desafían con el sabor de las buenas letras a la tiranía de la prisa y de los contenidos ‘exprés’. Su iniciativa, que echó a andar como una alternativa de ocio a los recreos convencionales, ha ido ganando adeptos y a la vuelta del trimestre ha florecido en forma de CLUB DE LECTURA escolar con café, charla, debate, pausa, risas y mucho argumento de fondo. Este grupo, conectado por la ficción literaria, ha sabido definir su propia identidad en el contexto global del centro y lo cierto es que en sus dinámicas no hay lugar para el aburrimiento.
Los jóvenes, que alternan el diálogo con la reflexión literaria, los chistes y los comentarios desenfadados, han hallado en esta actividad un singular espacio de encuentro, que une, les conecta con otros entornos y “hasta engancha”, según afirman. “Desde fuera, tendemos a pensar en los libros como algo poco atractivo. No parece que uno puede disfrutar con una actividad como la lectura, pero cuando te acercas a ella de una manera no obligatoria, escoges un título adecuado y te reúnes con otras personas de tu edad para hablar de los personajes, de lo que les ocurre en sus vidas y de cómo esas situaciones pueden parecerse a las que experimentas tú mismo, la cosa cambia mucho”, asegura Marina García, estudiante de Segundo Curso de ESO y una de las entusiastas promotoras de un proyecto que, a la vista de los resultados que va cosechando, presenta un futuro más que halagüeño. De momento, página a página y hora a hora, van robando espacios de ocio para seguir desgranando los pormenores de la obra de Sophie Kinsella ‘Busando a Audrey’.
La sesión del próximo miércoles continuará abierta a los nuevos compañeros que decidan sumarse -todas las semanas aparece alguien más-. El proyecto, además, crece con ideas y actividades alternativas. La última viene en clave colaborativa y tiene como objetivo apoyar a los compañeros de Primaria que están arrancando su propio Club para niños y niñas de entre 6 y 12 años. El universo narrado avanza con paso firme a través de los pasillos y aulas del centro. Los relatos esconden magia y fantasía; ingredientes contra la monotonía que siempre viene bien tener a mano.