MEDICIÓN
Sonómetro en mano -a través de una app específica diseñada para tablets- y armados con un mapa de instalaciones, los escolares del curso -organizados por grupos y como parte de su iniciativa de innovación didáctica- han medido los niveles de ruido que se producen en los distintos espacios del centro, y de manera especial en los recintos exteriores, en diferentes momentos de la jornada. Estas mediciones han permitido construir un detallado ‘mapa sonoro’ del recinto educativo en el que pueden observarse los niveles de ruido -en tramos de decibelios- según el área concreta; desde patios a pasillos o zonas deportivas hasta jardines o el propio comedor escolar, en función de la hora del día.
UMBRALES
Con toda esta información objetiva, los estudiantes han trabajado en el diseño de cartelería divulgativa y específica en modo bilingüe -otra de las premisas del proyecto- que servirá para la toma de conciencia por parte de la comunidad educativa de los problemas derivados del exceso de decibelios. Los rangos van desde los 0 a 85 DB -molesto, pero no problemático-; hasta la franja de 150 DB o más en la que estas situaciones pueden llegar a afectar a la salud, generando situaciones de estrés, entre otras consecuencias. La ‘Vida Saludable’ también comienza “por cuidar el ambiente sonoro en el que nos desenvolvemos”, aseguran los protagonistas de la iniciativa.
OTRA MIRADA
La docente responsable de la materia de Música, Ángela Ávila, cuenta que la experiencia ha sido realmente enriquecedora para los estudiantes porque han interiorizado “conceptos de la asignatura que se ven de manera más clara cuando se desarrollan en la práctica, al tiempo que han tenido la oportunidad de valorar la importancia y las consecuencias que la contaminación acústica tiene en nuestro día a día, un problema contra el que ahora quieren actuar, concienciando a compañeros y a la comunidad educativa con acciones de divulgación y con cartelería específica diseñada por ellos mismos”.