La Educación Física no es un juego, aunque en el pilotaje didáctico diseñado por uno de los profesores del departamento de Secundaria de El Pinar bien pudiera parecerlo. Desde luego no tradicional, pero sí muy parecido a la versión digital de cualquiera de los títulos de ocio ‘gamer’ con los que se entretienen los chavales de Segundo Curso que han desarrollado parte de una experiencia que ha dado un nuevo sentido al módulo temático ‘Condición Física y Motriz’ de la asignatura.
El paradigma de las enseñanzas tradicionales ha cambiado y la Educación Física no es ajena a esta evolución. En este contexto surge la pregunta de por qué y para qué medir las habilidades físicas básicas de los alumnos. El objetivo, como no puede ser de otra manera, es el autonocimiento de parámetros como la fuerza, la velocidad, la flexibilidad, la resistencia o la coordinación; el que los estudiantes puedan visualizar, medir y avanzar en estos aspectos tan básicos. Se trata de parámetros de escala en la asignatura y uno de los planteamientos curriculares básicos es estudiarlos, valorarlos y trabajar en su mejora. Sin embargo, tradicionalmente se usaban más como una mera referencia para establecer un baremo de calificación que otra cosa.
Nos comparamos con nosotros mismos
Inspirándose en las propios videojuegos deportivos que suelen usar los jóvenes en su tiempo de ocio, el profesor Álvaro Clavijo ha ideado toda una experiencia didáctica para que sus alumnos puedan interiorizar las marcas en estos aspectos físicos clave. Conocerlas pero también registrarlas de una manera simple, visual y divertida mientras se ejercitan en la asignatura; al tiempo que incluso practican cálculo y algún que otro ejercicio matemático. El resultado final se lleva a una gráfica con escalas cromáticas en la que los propios estudiantes van viendo la evolución de sus progresos, el llamado ‘Pentagrama de habilidades’, una herramienta de datos que se calcula con reglas de tres. El recurso gráfico se parece mucho a las clásicas barras de estado que indican el consumo de energía, la fuerza o las reservas de muchos de los personajes de los videojuegos con los que tanto empatizan.