CALENTAMIENTO global
El dispositivo de medición instalado en la institución académica de Alhaurín de la Torre, uno de los centros educativos de Andalucía Occidental que colabora con la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en tareas de medición y control, testa el cambio actual en el modelo climático registrando temperaturas récord en Málaga y en el Valle del Guadalhorce durante el pasado verano, con un registro máximo de 42,5 grados en el mes de julio
Casi 43 grados a la sombra difíciles de ver en entornos de la franja litoral mediterránea y temperaturas máximas sostenidas durante varias jornadas por encima del límite psicológico de los 40 que es una cifra a la que es difícil acostumbrarse en Málaga pese a la obstinación del mercurio. Episodios de calor extremo, a los que genéricamente se conoce como ‘Terral’, que van en aumento y que, más allá de ser una ‘sensación’ térmica, tienen su traslación objetiva en datos. En concreto, los de la Estación Meteorológica del Colegio El Pinar, que al cierre de esta temporada estival y más allá de las cifras ‘récord’ de días puntuales con acumulados superiores a los 41 y 42 grados, constata un incremento sostenido de temperatura media de 1,3 grados centígrados respecto a los meses de julio y agosto de 2020; una tendencia que se consolida verano tras verano. Los registros computados en el dispositivo del recinto educativo muestran una temperatura media total de 27 grados en julio de 2020; números que contrastan con los 28,3 del mismo mes de 2021. En el caso de agosto, la diferencia es aún mayor; pasando de los 28,4 de hace un año a los 29,6 que han quedado recopilados hace apenas cinco semanas en los sistemas oficiales de medición de la estación del centro.
Pese a que suelen ser los registros máximos los que más llaman la atención en los canales habituales, los datos de la estación meteorológica de El Pinar arrojan otras claves no menos significativas que son las relacionadas con el paulatino incremento de las temperaturas mínimas absolutas. La variación interanual en este capítulo llama poderosamente la atención con una elevación de casi dos grados entre las mínimas de agosto de 2020 y las de este año, que superaron la media mensual de los 25 grados; una cifra preocupante si se tiene en cuenta que el umbral del sueño se sitúa en torno a los 21, según apuntan los expertos; con el consiguiente impacto que este dato conlleva en el descanso nocturno. No en vano, durante el pasado mes de agosto las mínimas llegaron a rozar los 29 grados y se mantuvieron por encima de los 25 durante varias noches.
FENÓMENOS EXTREMOS