Inversión en recursos e infraestructuras para un curso que servirá de puente hacia la plena ‘normalidad’
FUENTE: DIARIO SUR. Andrea Jiménez
El valor de la música como herramienta educativa para desarrollar capacidades creativas, aprender a trabajar en equipo o aumentar la confianza en uno mismo es evidente. La música está por ello presente en la gran mayoría de los colegios, sobre todo a través de las extraescolares. Sin embargo, no es nada habitual que un centro apueste tanto por lo musical como para tener su propia orquesta sinfónica como es el caso de El Pinar. Una orquesta en la que los niños «aprenden tocando» y que, pese al Covid, ya ha ofrecido sus primeras actuaciones y tiene el proyecto de crecer, tanto con alumnos de Infantil como abriéndose a cualquier menor aunque no sea del colegio.
«Comenzamos en enero de 2020 pero en marzo se interrumpió con el confinamiento. La semana siguiente habíamos previsto dar nuestro primer concierto con seis temas que teníamos ya montados», explica José Leondenis Jiménez Mujica, violinista y director de la orquesta sinfónica de El Pinar.
Método importado
Leo, como prefiere que le llamen, se formó en el sistema de orquestas infantiles de su país, Venezuela, desde donde llegó hace cuatro años empujado por la difícil situación que se vive allí.
En el Colegio El Pinar ha aplicado su experiencia en Venezuela, donde coincidió con el famoso músico y director de orquesta Gustavo Dudamel. «Una de las características del sistema en Venezuela es que los niños aprenden a tocar dentro de una orquesta. En El Pinar utilizo eso, pero también trabajamos mucho la memoria, la imitación», explica sobre un método que motiva enormemente a los alumnos porque les permite disfrutar del instrumento desde el primer día.
Este curso son una docena los escolares, sobre todo de Primaria, que forman parte de la orquesta sinfónica de El Pinar, impulsada también por el profesor y violinista Nahum Canoura, presidente de La Malagueña Sinfónica.
Una vez a la semana, dan clases de hora y media en pequeños grupos y los viernes se reúnen para hacer un ensayo general de dos horas, explica Leo Jiménez, que asegura que en casa sólo les recomienda practicar unos 15 minutos al día, pero sólo si pueden y sin descuidar sus estudios.
«Los niños tienen que disfrutar de la música. Cuando comienzan sólo viendo teoría y pasan mucho tiempo sin tocar un instrumento, se aburren. Ellos quieren la acción», reflexiona.
El director de la sinfónica de El Pinar explica así el método que aplica con sus alumnos, con el que asegura que también aprenden la teoría aunque de una forma más entretenida.
«Este método se puede comparar con cuando se aprende a leer y antes hay que aprender a hablar. Les enseñamos a hablar cuando tocamos con imitación y memoria», ejemplifica. «Ya les estamos enseñando a leer música para que a final de curso podamos hacer obras más clásicas», añade.
Además, la Sinfónica de El Pinar contará incluso con composiciones propias creadas por amigos del director que se han ofrecido a hacerlas al ver en vídeo los avances de la orquesta en tan poco tiempo.
LARGO RECORRIDO
Este proyecto musical pionero ya tiene sentadas las bases para ampliarse a través del ‘kinder’ musical en la etapa de Infantil, donde los niños están empezando a aprender música a través de clases grupales. «Es el semillero que tenemos. Estos niños podrán pasar a la orquesta en los siguientes años con unos conocimientos más amplios de música», indica Leo Jiménez. De hecho, el próximo curso ya habrá dos orquestas en este centro escolar privado de Alhaurín de la Torre, la actual y la de infantil.
En cuanto a los beneficios generales para los alumnos más allá del aprendizaje y disfrute de la música, el director de la sinfónica de El Pinar destaca el aumento de la capacidad de concentración, la retentiva o a nivel psicomotor.
Aunque ahora, por las medidas anticovid, la mayoría de las actuaciones son con un público muy reducido u online, el objetivo es actuar en otros colegios malagueños para motivarlos a formar más orquestas de este tipo y «que en unos años podamos hacer festivales intercolegiales de música».
La orquesta sinfónica de El Pinar es la última iniciativa que se ha puesto en marcha en este centro, que siempre ha apostado por la innovación en la didáctica de la música. Pero, además, hay muchas otras propuestas implantadas, desde el aprendizaje de las materias curriculares de música en Primaria y Secundaria, al trabajo con pianos e instrumentos de cuerda reales o percusión.
También son habituales las competiciones musicales en las que los estudiantes realizan sus propios espectáculos, al margen de las tres bandas musicales propias con las que cuenta el colegio.
Por su parte, los profesores y maestros de música también tienen una banda de pop-rock que actúa en los distintos eventos.
Igualmente, destacan los Recreos Musicales, en los que los estudiantes tienen a su disposición el aula y todos los instrumentos y recursos del centro para aprender y experimentar a su gusto.
Fuente: Diario La Opinión de Málaga.
Autora: Susana Fernández.
La investigadora del ISHM ‘La Mayora’ Susana Guzmán, que desarrolla un trabajo pionero en la búsqueda de materiales biodegradables a partir de fibras vegetales para el envasado de alimentos, habla ante los alumnos de El Pinar del potencial de los residuos de productos como el tomate, las plantas hortícolas y otros vegetales como base para la fabricación de polímeros completamente sostenibles que serán una alternativa ecológica a los recipientes actuales hechos con derivados del petróleo
Con esta charla arranca la X Semana de la Cultura y la Ciencia de la institución académica alhaurina que hasta el próximo viernes desarrolla un programa de actividades que pilotará sobre el eje temático del Año Internacional de las Frutas y Verduras; así como las TIC y la Computación
Los mares, océanos y bosques de medio planeta están salpicados por un derivado del petróleo que envenena a animales y plantas y que también se esconde en forma de nanopartículas en las materias primas de la cadena alimenticia del ser humano. Literalmente, nos lo comemos. El plástico, cuya producción mundial supera actualmente los 300 millones de toneladas, está presente en prácticamente todos los envoltorios y sistemas de envasado; un grave problema porque estos elementos terminan en el agua y en el campo donde se alimentan los animales y peces que luego ingerimos. La solución, según la investigadora del IHMS ‘La Mayora’ Susana Guzmán, la tenemos a la puerta de casa y en Andalucía, región con un potente sector Agro, mucho más cerca. Junto al equipo del que forma parte, esta doctora y experta de la Universidad de Málaga ha logrado desarrollar soluciones para el envasado de alimentos con materiales alternativos al plástico; unos materiales creados a base de polímeros que tienen su origen en la celulosa que precisamente proviene de los desechos de vegetales y plantas como el tomate, el perejil, las espinacas y tantos otros que cultivamos para producir los alimentos. De esta manera, los residuos de estas hortalizas podrían ser la solución a uno de los problemas medioambientales más graves a los que nos enfrentamos, el de la contaminación por plástico.
“A veces me cuesta ser optimista; pero mirando con perspectiva y a largo plazo, la solución la tenemos aquí. Si se adaptaran las leyes y se pusieran en marcha las medidas necesarias; que por otro lado están ya en la hoja de ruta de la Unión Europea, hacía mediados de este siglo los desechos del sector Agro, tan potente en una región como Andalucía actualmente, podría ser la alternativa al plástico”, aseguró en su charla ante los alumnos de El Pinar Guzmán.
La experta en Ciencias de los Materiales, con una dilatada carrera investigadora en distintas instituciones y autora de numerosas publicaciones en medios especializados -incluida la Fundación Española para la Ciencia– forma parte de un equipo de trabajo de vanguardia en el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea ‘La Mayora’ (IHMC), dependiente del CSIC y de la propia Universidad de Málaga (UMA) y uno de los centros de referencia internacional en el ámbito de la I+D aplicada en el Sector Primario.
TRABAJO PIONERO
Su línea de acción pivota sobre un campo de investigación que se postula como una de las grandes esperanzas en la reducción de residuos procedentes de derivados plásticos a través del aprovechamiento de los desechos orgánicos (biomasa) como materia prima para la creación de nuevos materiales que, en este caso sí, serían respetuosos con el ecosistema y fácilmente biodegradables; optimizando la cadena de reciclado y estimulando la economía circular en regiones en las que, como es el caso de Andalucía, tanto se depende del Sector Primario; ofreciendo alternativas de negocio verde a emprendedores.
Con su disertación en clave divulgativa ante los alumnos de enseñanzas obligatorias y postobligatorias de El Pinar ha dado comienzo hoy la X Semana de la Cultura y la Ciencia del centro. La jornada ha continuado con la charla de la profesora en narrativa de Videojuegos Marta García Villar, docente en la Escuela Superior de Videojuegos y Arte de Málaga (EVAD), quien ha hablado de las claves de guión que entran en juego en la fase de desarrollo de este campo que capitaliza las opciones de opción de jóvenes y mayores en la sociedad actual; así como de las opciones labores de esta industria.
Esta otra charla, que se ha sustanciado por Videoconferencia y a tiempo real a través de Meet para llegar a todos los grupos de Secundaria y Bachillerato de la institución académica, ha suscitado un enorme interés entre los estudiantes de los cursos superiores de El Pinar, dada su familiarización con las iniciativas de Gaming.
La Semana de la Cultura y la Ciencia del Colegio El Pinar se convertido en uno de los eventos empírico-divulgativosmás importantes del calendario escolar malagueño, una propuesta académica que este año cumple su décima edición y que vuelve con fuerza renovada y en formato telemático ante las circunstancias del COVID-19. En el ‘Año Internacional de las Frutas y Verduras’ el principal eje temático de la programación, como no podía ser de otra forma, se centrará en la producción de alimentos y materias primas del Sector Primario, cuyo valor y esencialidad ha quedado evidenciado en esta enorme crisis planetaria, en la que de igual manera se están demostrando fundamentales las Tecnologías de la Información y de la Comunicación, que están siendo claves a la hora de amortiguar el impacto social, laboral, económico y formativo de un virus que se fortalece con la movilidad y la interacción entre personas. El de las TIC es, por tanto, el otro gran tema que va a centrar las actividades y talleres de esta semana temática.
El pasado curso fue un verdadero desafío para la educación en España y este apunta a no ser menos complicado dadas las circunstancias. Aún así, gracias al esfuerzo de todos los que conforman la comunidad educativa, se ha conseguido establecer una seguridad razonable en los centros, demostrando la enorme capacidad de adaptación de nuestras escuelas.
En cualquier caso, son muchos los retos que se plantean, tanto coyunturales como estratégicos, y para abordarlos Diario SUR organizó el pasado martes la mesa técnica online ‘Colegios del S.XXI, formar como alumnos y como personas a los líderes del mañana’.
El encuentro, dirigido por la periodista Carmen Alcaraz, contó con la participación de María José Salom, directora del Colegio El Pinar; Rachel Evans, directora de Novaschool Sunland International de Grupo Educativo Novaschool; y Pancho Campo, socio y director de Desarrollo de The American College in Spain.
Como punto de partida, los profesionales abordaron cómo se ha afrontado la situación del último año desde los respectivos centros.
«Nosotros implamos desde hace años el sistema ITAE, basado en las Tecnologías de la Información y de la Comunicación. Con este sistema, desde quinto de Primaria hasta Bachillerato los alumnos elaboran sus propios temarios. Los profesores crean un esqueleto y ellos van completando el contenido con la ayuda de la tecnología y a través de Google. Esto implica mucha digitalización, no solo entre los estudiantes, también para las familias. Todo ello nos permitió que, en el confinamiento, el viernes nos fuéramos a casa y el lunes retomáramos las clases con normalidad de manera online» explicó María José Salom. La directora confesó que, en el caso de la Educación Infantil, el proceso fue algo más complicado por la edad de los pequeños, pero la experiencia del profesorado solventó cualquier dificultad. «De hecho, hicimos el experimento de seguir trabajando en cooperativo online, y funcionó», añadió la directora.
‘Noice, sound and Silence’. Podría parecer el título de un tema de ‘Simon and Garfunkel’, pero no lo es. Sin embargo, todo queda en claves de pentagrama. En este curso tan atípico, que sigue estando marcado por la Pandemia y en el que tantos esfuerzos están llevando a cabo los profesionales de los centros educativos para que la necesaria e imprescindible actividad lectiva presencial pueda proseguir con seguridad, surgen iniciativas tan creativas y originales como la que ha planteado el equipo docente de Segundo Ciclo de Primaria capitaneada por la profesora titular del área de Música Ángela Ávila quien para introducir a sus alumnos en los conceptos curriculares de ‘Ruido, Sonido y Silencio’ -materia de estudio básica en el itinerario académico de los pupilos de Tercero y Cuarto de Primaria- ha diseñado un plan didáctico de trabajo de campo dirigido a más de 140 alumnos de los cursos de Tercero y Cuarto, que durante ocho semanas les ha convertido en verdaderos ‘técnicos de sonido’ que sonómetros en mano, han ido registrando la exceso de decibelios, así como su naturaleza en espacios clave del recinto educativo para estudiar la incidencia de las clases lectivas al aire libre y ventanas abiertas en relación al concepto de contaminación acústica como consecuencia de estas medidas ante COVID.
El trabajo se ha extendido a lo largo de ocho semanas y el resultado final ha sido la elaboración de un completo ‘mapa sonoro’ del centro -concepto acuñado por el célebre compositor Murray Schafer- en el que se ordenan con todo lujo de detalles las áreas de las instalaciones en función de la intensidad de los decibelios registradas en ellos. Uno de los objetivos básicos era la visualización de manera gráfica y bajo la idea de ‘vivenciar el aprendizaje’ la incidencia en términos acústicos del uso intensivo que este año se está dando a los espacios exteriores y al aire libre para reducir los riesgos de transmisión de aerosoles.
Para la correcta organización del trabajo, Ávila dividió a los estudiantes de cada uno de los grupos de Tercero y Cuarto de Primaria en grupos de cuatro/cinco alumnos con distintos roles: Team Manager; Tablet Manager -puesto que la medición del sonido se llevaba a cabo con una apps específica instalada en tablets- y el anotador de datos; que era el encargado de registrar los datos de las mediciones.
Pero el proyecto no terminaba ahí. Una vez recogidos y tabulados los datos en el marco de la investigación de campo, cada uno de los grupos debía elaborar un informe con la valoración de la situación y las posibles soluciones para mejorar las condiciones y amortiguar, en la medida de lo posible, el impacto de esta contaminación acústica coyuntural. Esta singular propuesta didáctica ha merecido la atención del medio de referencia en la prensa malagueña:
La irrupción del COVID 19 y especialmente el duro confinamiento al que, al igual que el resto de la sociedad, tuvieron que enfrentarse los alumnos de Secundaria del Colegio El Pinar el pasado mes de marzo, no solo ha llevado a un cambio en los hábitos de vida de estos jóvenes y a su manera de enfocar las relaciones sociales si no a los propios temas de estudio e incluso a la perspectiva académica de su itinerario formativo. Una situación que, en el caso de la asignatura de Programación y Robótica -que en nuestro tiene carácter curricular desde el curso 2015/16 en toda la etapa de Secundaria- ha supuesto una reorientación de la actividad didáctica hacia proyectos vinculados con la actualidad de la Pandemia y las normas de Seguridad e Higiene que ha impuesto la nueva realidad.
Diseños y desarrollo de dispositivos con accionadores que evitan el toque de superficies como el botón que permite las descarga del wc, brazos motóricos que se convierten en pulsadores de los grifos del baño, reduciendo el riesgo de contagio por contacto; sistemas de medición de temperatura -termómetros artesanales- construidos con placas electrónicas de Arduino -herramienta de trabajo en las clases de Robótica de Cuarto de ESO- por los propios estudiantes; o la joya de la corona; un pequeño robot dispensador de gel hidroalcohólico al que los estudiantes aún no han puesto nombre oficial, pero que ya ha sido probado con éxito decenas de veces por cientos de alumnos en las entradas y salidas escalonadas de los accesos al colegio.
Son algunas de las ideas con las que ha arrancado el trabajo en las clases de Programación y Robótica de un curso que ha supuesto la vuelta a las clases presenciales, pero que será recordado por las singulares medidas de distancia social e higiene que nos sigue imponiendo la pandemia.