-La Fisioterapia y el deporte van de la mano. De eso no hay duda. En tu caso, ¿qué vocación nació antes?
-Mi bagaje deportivo me llevó a estar en contacto, desde muy pequeño, con el mundo de la Fisioterapia. Se trata de profesionales sanitarios que, al igual que ocurre con preparadores físicos, entrenadores y otros, desempeñan una labor crucial en el apoyo y seguimiento de la práctica deportiva. En el caso de los ‘fisios’ me llamaba mucho la atención su trabajo y a medida que pasaban los años iba estudiando, siguiendo y viendo que hacían y cómo me trataban; tanto a mi como a otros compañeros de equipo. Conforme pasaba el tiempo veía que se trababa de una disciplina que se podía complementar muy bien con mi rol de deportista. Y de hecho así ha sido. Compaginar la labor de jugador con la de fisio es algo muy satisfactorio y trepidante. Además, puedes también convertirte en un ejemplo para los niños, al compaginar estudios y deporte, que siempre es positivo.
-¿Cómo es la rutina de un técnico sanitario como tú en un colegio?
Bueno, el día a día de un fisioterapeuta, el aspecto más básico digamos, sería tratar las lesiones que se van produciendo en los menores; pero por suerte a estas edades no son muchas y las que se producen resultan, como norma general, leves; lo que me permite centrarme en otro de los aspectos importantes de la profesión, que tiene más que ver con lo pedagógico; el estudio y la observación de la práctica deportiva en las sesiones de Educación Física y en las actividades extraescolares. Disfruto siguiendo los entrenos de los niños y jóvenes, conociendo rutinas y dinámicas y ayudando a mejorarlas en la medida de lo posible para minimizar el riesgo de lesiones.
-¿Por qué es necesaria o al menos recomendable una atención sanitaria como la que proporciona un perfil profesional como el tuyo en un entorno educativo?
Además de poder tratar determinadas lesiones el papel de un fisioterapeuta va más allá. En edades tempranas puedes hacer ejercicios preventivos, trabajando con juegos específicos. Incluso aunque es algo que no se hace, dar charlas para detectar problemas, resulta un procedimiento muy provechoso y recomendable. Están en edad de crecimiento y es ahí cuando una patología puede corregirse, pero muchas veces esa patología puede pasar desapercibida por los padres y el problema se va agravando con el tiempo. En este sentido, la atención y el despliegue de pautas de acción tempranas resulta fundamental.
-¿Cuáles son las peculiaridades o singularidades del trabajo de un ‘fisio’ escolar?
Como hemos hablado, intervención o práctica asistencial cuando tenemos accidentes o traumas; además de rutinas de rehabilitación y tratamiento en los casos de niños, docentes o deportistas lesionados y, lo que para mi es igual o más importante, la acción pedagógica y preventiva que se da en el seguimiento de las actividades físicas que tienen lugar en el centro.
-¿Y los casos de intervención más comunes?
En los más pequeños; contusiones, caídas, algunas patologías del crecimiento, y pequeñas torceduras. En los mayores y en los miembros de los distintos equipos de la cantera nos podemos encontrar con lesiones provocadas por la práctica física que requieren un seguimiento mayor.
DÍA A DÍA
-¿Cómo es una jornada normal de trabajo en el centro?
Suelo llegar al centro y ver un poco las actividades que se están desarrollando, para después proceder a tratar a los chicos citados con algún problema de días anteriores; normalmente los mayores, con los que es más normal que nos encontremos con algunas lesiones más. Luego, como es lógico, estoy en alerta en previsión de que pueda ocurrir cualquier incidencia que requiera de mi rápida intervención. Finalmente y una vez que termina mi rol como ‘fisio’ paso a mi rol de jugador y me pongo a entrenar con el equipo.
-¿Cómo de importante es la figura de la prevención en tu ámbito de trabajo?
Digamos que es el siguiente paso tanto en el ámbito escolar como en la fisioterapia clínica. Existen ciertos colegios profesionales que tienen estas rutinas instauradas, al igual que ocurre con los dentistas y las revisiones periódicas. Creo que otras profesiones sanitarias no tienen ese impacto en la sociedad y solo se acude cuando ya hay dolor o lesión. Vengo del mundo profesional y ahí sí que se trabaja mucho más, ya que el atleta depende de su cuerpo y cuando tiene tiempo trabaja en sus carencias con un equipo multidisciplinar y eso hace que sigan existiendo mejoras individuales en el deporte. Ir a un fisioterapeuta o un podólogo para hacer revisiones evitaría multitud de lesiones. Se trata de un aspecto que trato de impulsar en mi ámbito de trabajo en el Colegio El Pinar.