Torceduras, moratones, heridas, roturas, molestias, dolores, problemas gastrointestinales, lipotimias, cefaleas, administración de medicación y seguimiento de menores con enfermedades crónicas y mucha intervención de ‘trauma’. El trabajo asistencial es sólo la parte visible de un servicio médico educativo en el que destaca la figura del Enfermero Escolar, un profesional que en un centro de las características del Colegio El Pinar -más de un millar de alumnos con edades comprendidas entre los 3 y los 18 años, además de un equipo docente integrado por un centenar de profesores y profesoras, a los que se une personal de Administración y Servicios y monitores deportivos-, resulta imprescindible. La asistencia y la atención a las emergencias y eventualidades del día a día es sólo la punta del iceberg dentro de un campo de acción en el que resultan igual de importantes las iniciativas de promoción de la salud, prevención de la enfermedad, participación en actividades formativas, diseño de planes de hábitos saludables, campañas de concienciación y difusión de enfermedades y hasta iniciativas para el control de la obesidad infantil y juvenil. Maestro titulado, Técnico sanitario con máster en Enfermería Escolar y especialista en intervención con menores, Javier Gutiérrez lleva dos curso al frente del servicio de Enfermería de la institución académica de Alhaurín de la Torre.
Forma parte del reducido grupo de profesionales de la Salud con dedicación completa en uno de los centros andaluces de Enseñanzas Obligatorias y Postobligatorias. Tras su amplio bagaje por aulas y pasillos, se suma a la reciente reivindicación del Colegio Oficial de Enfermería de Málaga para que colegios e institutos, independientemente de su titularidad, integren en sus estructuras organizativas la figura del Enfermero Escolar ante lo que está por venir en la campaña lectiva 2020/21.
“Cuando hablamos de cuestiones epidemiológicas como la que estamos viviendo, las tareas de prevención, control, intervención y seguimiento resultan claves para garantizar la detección temprana de posibles casos y tomar las medidas oportunas desde el primer momento, una cuestión fundamental para preservar la seguridad en el ámbito del conjunto de la comunidad educativa. Evidentemente, contar con un profesional dentro de la comunidad educativa es capital en este sentido”, explica Gutiérrez, quien antes de la interrupción de la actividad lectiva presencial del pasado 13 de marzo ya trabajaba en coordinación con el titular del servicio médico del centro en un protocolo y una campaña interna de divulgación e información sobre medidas de seguridad e higiene sobre el COVID19.
Este sanitario de El Pinar, que forma parte del colectivo de Enfermeros Colegiados de Málaga, una organización que integran más de 7.000 profesionales de la provincia; ha vivido de cerca las circunstancias sobrevenidas por la irrupción de la Pandemia. Sigue la actualidad y en especial todo lo relacionado con la aplicación de directrices de cara al reinicio de la actividad lectiva presencial, que tendrá lugar durante la segunda semana del próximo mes de septiembre: “En relación al COVID19 y el curso académico 2020/21, lo que está claro es que debemos seguir a rajatabla las medidas que plantea la Administración en materia sanitaria, con un protocolo de actuación específico y riguroso que garantizará la seguridad de toda la comunidad educativa. Creo que el mejor enfoque será el de construir grupos de seguridad de alumnos por cursos. Habrá que educarles en el uso de la mascarilla y pautas de comportamiento fuera de la clase y, en este sentido, desarrollar una gran labor de pedagogía dentro del cole pero para pautar también los comportamientos fuera de las aulas, en los patios e incluso en la calle”.
Sobre su labor como Enfermero escolar y tras atender a cientos de estudiantes durante los cursos 2018/19 y 2019/20 asegura que, en ocasiones, el trabajo no asistencial, el menos visible, puede ser igual de importante que la atención a los enfermos o la intervención tras accidentes y eventualidades: “Nuestra intervención va mucho más allá de la cura o el tratamiento. Debemos llevar a cabo un seguimiento del alumnado con patologías crónicas como diabetes y otros -alergias, intolerancias, etc.-, además de los aspectos relacionados con tratamientos de larga duración y medicaciones específicas. También realizar un seguimiento de estos menores, que pasa por informar y asesorar a los compañeros -profesores, personal del centro, etc.- y estar en permanente contacto con las familias y equipo docente”, precisa.
Para terminar comenta que el ámbito de la enfermería escolar tienen unas características muy singulares relacionadas con los protocolos, la docencia, la salud preventiva y la higiene y que por ello “debemos verla como un apéndice del trabajo educativo. Debe estar integrada en el proyecto de centro como un pilar más”, concreta Gutiérrez.
COLEGIO DE ENFERMERÍA
El Colegio de Enfermería de Málaga advertía a principios del mes de julio en un comunicado que “los centros educativos deben prepararse para comenzar el próximo curso apostando, de forma férrea, por la seguridad en las aulas, por lo que la figura de la Enfermero/a Escolar es imprescindible para asesorar y ayudar en el diseño de los protocolos y salvaguardar la salud de toda la comunidad educativa” según palabra de su presidente José Miguel Carrasco.
“Desde siempre, los centros educativos han jugado un papel fundamental en la promoción y educación de la salud, así como en la prevención de enfermedades a través de la participación de toda la Comunidad Educativa. La Enfermería Escolar tiene competencias en la promoción de la salud, prevención de la enfermedad, participación en actividades formativas de los propios centros, actuaciones en situaciones de emergencias, atención a escolares con enfermedades crónicas y necesidades específicas, etc. “y en el momento actual se trata de una garantía en la ejecución de los procedimientos de prevención del COVID”, añade el Colegio en su nota oficial.